jueves, 4 de febrero de 2016

El plan de Telefónica para acabar con su plantilla fija: 2900 millones de € invertidos en destrucción de empleo estable


El 29 de enero el País publicó un artículo sobre Telefónica titulado “Telefónica lanza el plan que permite cobrar el 68% del sueldo sin trabajar”. Se trata de la destrucción de miles de empleos estables. Un escándalo que, sin embargo, no causa ningún revuelo.

Telefónica dedicará 2.900 millones para costear este Plan de Suspensión Individual al que se pueden apuntar los trabajadores mayores de 53 años. Este “plan” destinado a la plantilla propia está totalmente vinculado al “plan” de precarización de la plantilla subcontratada. Mientras Telefónica tiene cerca de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras subcontratados cobrando sueldos de miseria, invierte millones en pagar a miles de personas de plantilla propia para que renuncien a su puesto de trabajo estable con salario decente. La plantilla propia con sueldos decentes disminuye, la plantilla subcontratada con sueldos de miseria aumenta.

Cinco meses tras de la suspensión de una de las huelgas más significativas y duras contra Telefónica, en la que se luchaba contra las condiciones laborales inhumanas que la multinacional imponen a sus trabajadores y trabajadoras subcontratadas, CCOO y UGT negociaron un nuevo convenio para la plantilla directa. En él se incluye este plan de prejubilación enmascarado y que supone otra vuelta de tuerca en el proceso de destrucción de empleo estable que inició Telefónica a mediados de los 90.

En 1993 Telefónica de España tenía una plantilla de 74.340 personas, todas con las mismas condiciones laborales. Hoy en la empresa matriz apenas quedan 20.000 personas en plantilla. La empresa ha conseguido, sin tener que enfrentarse a ningún tipo de conflicto, deshacerse de unos 50.000 puestos de trabajo estables y con condiciones salariales dignas que se han perdido para la sociedad.

Pero aquí no solo pierden los trabajadores que de una u otra manera trabajan para Telefónica-Movistar, perdemos toda la ciudadanía. Los trabajadores subcontratados, son sus sueldos de miseria, pagamos impuestos muy por debajo de lo que lo hacen los trabajadores de plantilla propia con sus sueldos decentes. Las cifras exorbitantes que el estado que ha dejado de ingresar desde los 90 en impuestos sólo es comparable al desfase de ingresos de las cúpulas empresariales y políticas. Dinero que hace nos hace falta para pagar la sanidad, educación, etc.

Esos 50.000 trabajadores propios se han sustituido por cientos de miles de personas subcontratadas atrapadas en una espiral de precariedad, de accidentabilidad laboral, de incertidumbre y acoso laboral. Parte de ese colectivo fuimos a huelga el pasado marzo. Una huelga indefinida que duró casi tres meses, que hizo mucho daño a la multinacional y a sus contratas, pero que no consiguió doblegarlas del todo. Se consiguieron victorias parciales, como buenos acuerdos en Bizkaia y subidas salariales en el resto del estado, pero la lucha contra el trabajo esclavo en Telefónica continúa. Parte de esa lucha la dicen llevar CCOO y UGT, quienes desarrollan en una mesa paritaria con la patronal las condiciones de un pacto de desconvocatoria de huelga – no la huelga indefinida sino la huelga que por su cuenta y riesgo llevaban a espaldas de los trabajadores las centrales sindicales oficialistas. El pacto se supone que tiene que conseguir mejoras para los y las trabajadoras del sector. Mientras tanto, las mismas centrales sindicales, negociaban con Telefónica, la madre del sector, la destrucción de 8.000 puestos de trabajos directos más. Unos 8.000 trabajadores de Telefónica de España, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones se irán a su casa liberados del trabajo asalariado y cobrando cerca del 70% de su antiguo salario sin trabajar.

En la prensa curiosamente decían de este plan de destrucción de empleo denominado plan de suspensión individual del contrato de trabajo que “Bajo esta fórmula de relación, los empleados se van a su casa a cambio de una reducción del salario.” ¿Reducción? El salario es aquello que entrega el empresario al trabajador por su trabajo y en este intercambio, el trabajador no va a prestar su trabajo a Telefónica, sino que va a renunciar a su contrato de trabajo. No se trata de una reducción de salario, se trata de una compra. Pagando el 70% - desde los 53 años hasta la jubilación - de lo que el trabajador venía cobrando como salario, Telefónica compra la paz social en la empresa matriz, compra que miles de personas se vayan voluntariamente a su casa aun sabiendas que ese puesto de trabajo desaparecerá y nadie podrá ya nunca ocuparlo, compra el seguidismo de CCOO y UGT quienes ofrecen a los trabajadores la posibilidad de irse a su casa con 53 años, cobrando más que suficiente para vivir bien sin trabajar, si ganan las elecciones sindicales en la empresa. Es humano querer vivir sin trabajar asalariadamente, el trabajo asalariado es fruto de insatisfacción, de incertidumbre, de miedo, pero es la única fuente de ingresos que tenemos los y las trabajadoras. Por eso, sí es humano que a título individual la gente acepte el trato, pero es una irresponsabilidad histórica de consecuencias trágicas que sindicatos permitan a Telefónica poder ofrecer ese trato a los trabajadores.

Cuanto más pequeña sea la plantilla propia de Telefónica, cuanto más fragmentados en empresas subcontratados sus trabajadores, más fácil será para Telefónica y sus contratas imponer la precariedad más absoluta en el sector. La lucha sindical debe ser por el aumento de plantilla en la matriz, con la incorporación del personal subcontratado. Solo ese camino podrá revertir el daño social que CCOO y UGT están haciendo al facilitar a la empresa conseguir tener cientos de miles de trabajadores extremadamente baratos y fragmentados.

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